Hemos olvidado lo diversa e interesante que es la especie humana. Nos deleitamos en los peces, los pájaros y las bestias en su forma única y original de ser ¿porqué es que no podemos hacer lo mismo por nosotros mismos? ¿No somos únicos en nuestro color, forma, sonido y manera de ser también?

Nadie le reclama a un elefante porqué camina tan despacio. Nadie le pregunta a un rinoceronte porqué suena como un pájaro. Nadie le pide a la tortuga que corra como una gacela. Cada uno de ellos es único en su manera de ser, igual que los seres humanos.

Todos tenemos corazones que laten y cuerpos que funcionan con un cerebro que reacciona a los estímulos. Cuando un animal es atacado, hace lo que puede para sobrevivir. Entonces, ¿por qué nos sorprende cuando los seres humanos hacemos lo mismo? Los animales siguen sus instintos y también los seres humanos. Es que ¿no tenemos el derecho de ser nosotros mismos con cualquier color, forma o manera de ser que tengamos? Esta es la mejor manera de comenzar a elevar la autoestima, aceptando cómo somos y también aceptando a los demás como son.

El mundo es ahora como un pañuelo, tenemos comunicaciones intercontinentales, un sistema de transportación a cualquier parte, y una población creciente sin fin a la vista. Todo esto hace que sea imposible aislarse y surge entonces la pregunta: ¿cómo es que vamos a vivir si no practicamos la aceptación?

La aceptación no va a llegar haciendo hincapié en las diferencias de los demás. Ni vendrá haciendo que alguien esté en lo correcto y otro equivocado. Ni tampoco si tratamos de culpar a otro de nuestras acciones. No puede disfrutarse de paz en el todo hasta que la paz vive en cada parte que conforma el todo. Cada parte es el corazón de un individuo, el todo es la humanidad.

¿Vives en paz con la gente a tu alrededor? ¿Estás responsabilizándote de tus acciones y dejando de culpar a otros? ¿Te estás olvidando de las etiquetas que califican a los demás en buenos y malos y encontrando lo bueno en todos? ¿Eres tolerante con otras creencias y costumbres, aún cuando sean diferentes de la tuyas? ¿Te aceptas tal y como eres? ¿Aceptas a los demás como son? La respuesta debe ser sí a todas estas preguntas porque es entonces que te valoras a tí mismo por lo que eres y tu autoestima es alta.

La meta no es tener la religión correcta, las creencias correctas o la nacionalidad correcta. La meta es que amemos las que tengamos y que encontremos lo bueno que nos ofrecen, además de aceptar las de los demás sin ningún tipo de crítica. Siéntete mejor contigo mismo, mejora tu autoestima por el solo hecho de adoptar esta manera de ser y de pensar.

El reino animal trabaja perfectamente cuando se le deja desarrollarse solo. Sí, hay muerte en la selva, pero también hay orden. Hay aceptación y cooperación, al menos hasta donde el hombre interrumpe ese equilibrio, y mientras interrumpimos ese equilibrio, interrumpimos también el nuestro.

El animal viene acompañado de un equipo de supervivencia que le funciona para su propósito mientras viva. Y eso es igual también entre nosotros. ¿Es que no tenemos el talento, corazón e inteligencia para lo que sentimos que es importante?

Todas las opciones alrededor nuestro fueron hechas por la misma razón: la de ampliar la capacidad del corazón para amar. Si, las opciones son diferentes, pero ¿qué importa, si todas funcionan? ¿No te gustaría vivir en un mundo de individualidades en donde la paz se lograra a través de la apreciación, tolerancia y cooperación?

La curación comienza con cada uno de nosotros. No con este o aquel líder. Los líderes solamente reflejan las acciones de las masas. Cuando amemos y nos aceptemos los unos a los otros tal y como somos, los líderes reflejarán nuestra calidad única. Y nuestras relaciones con los demás mejorarán en todos sentidos, aumentando la autoestima. Sin embargo, para que amemos, comprendamos y aceptemos a los demás tal y como son, sin tratar de cambiarlos ni de que piensen y actúen como nosotros, es necesario primero, amarnos, comprendernos y aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos. Si cuentas con una autoestima alta, será más fácil que aceptes y comprendas a los demás, porque estás partiendo de la base de aceptarte y comprenderte a tí mismo primero.

¿Quiere esto decir que si tengo comportamientos o hábitos que me impiden alcanzar mis metas, debo aceptar y conformarme? Por supuesto que no. Esto quiere decir que si tienes el pelo castaño no añores tenerlo rubio, que si eres de baja estatura, no sufras por ello, que si tienes el pelo chino no te sientas mal por desearlo lacio. Lo único que sí podemos controlar de nuestro organismo es nuestra alimentación y ejercicio. Debemos aceptar nuestro cuerpo tal como es y concentrarnos en lo que sí podemos cambiar y mejorar, que son nuestra salud, nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestros hábitos, nuestra preparación y madurez.

Es sorprendente, cuando logras esta aceptación de ti mismo, cómo cambia tu percepción de los demás, lo que te lleva a mejores relaciones.

Muchas veces nos ofendemos o enojamos con los demás por malentendidos o por nuestra propia percepción de lo sucedido y llegamos a conclusiones de porqué actuó la otra persona de determinada manera, cuando solamente podríamos saberlo si le preguntáramos. Pretendemos tener el don de la clarividencia intentando dilucidar lo que la otra persona está pensando o experimentando y generalmente hacemos esto desde un punto de vista que afecta la relación.

Podemos cambiar esa manera de concluir cualquier situación que se nos presente en la vida pensando en opciones diferentes sobre las causas que hayan llevado a la otra persona a reaccionar en la forma en la que lo hizo. Por ejemplo, si mi hermano me grita que me calle, en lugar de ofenderme pensando: “lo que pasa es que piensa que estoy mal”, pienso en situaciones por las cuales debe de estar pasando para haber llegado al punto de desesperarse y gritarme.

Como pensar que puede haber tenido un mal día en el trabajo, que haya discutido con alguien más y se encuentre alterado, o que tiene algún problema que no ha podido solucionar y necesita espacio y tiempo para resolverlo, aunque también debo revisar la posibilidad de que yo haya provocado esa situación con mis palabras, mi tono de voz o conducta. Siempre que yo enfrente cualquier situación estresante de esta manera, tengo muchas más posibilidades de aceptar, comprender, modificar e incluso ayudar o apoyar a esta persona en lugar de sentirme mal y afectar la relación.

Más sobre este tema en este otro articulo:

“Mejora tu autoestima adquiriendo el hábito de la aceptación”

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